El mes de enero ya no será lo mismo. Ya no estará más ese espíritu aventurero que desde 2009 hacía que miles de fanáticos estuviesen prendidos a la TV, la radio y las redes sociales para estar al tanto de las alternativas del Dakar. La carrera que creó Thierry Sabine ya tiene nuevo escenario: Arabia Saudita, una nación con un enorme desierto y suficientes millones de euros como para aceptar sin miramientos las pretensiones económicas de los organizadores.
En su periplo sudamericano, el Dakar visitó la Argentina, Chile, Bolivia, Perú y Paraguay y en su paso por nuestro territorio atravesó las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, La Pampa, Córdoba, Tucumán, Santiago del Estero, Jujuy, Salta, La Rioja, Catamarca, Mendoza, San Juan, San Luis, Neuquén, Río Negro, Chubut, Corrientes, Chaco y Formosa. Solo le faltó pasar por Misiones, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Ningún otro evento fue tan federal como el Dakar, que con el tiempo se convirtió en un evento social que se integró a la vida de los argentinos. Tanto que muchos programaban sus vacaciones en función a la ruta dakariana para no perderse detalle de la aventura.
Además de impactar en las economías regionales de diversas localidades como Belén, Chilecito, Ingeniero Jacobaci, Victoria o Villa Carlos Paz, por nombrar algunas; gracias al Dakar los propios argentinos “descubrimos” que en Catamarca estaban las dunas de Fiambalá y que Mendoza tenía las del Nihuil, ambas ideales para la práctica del todo terreno y que en la actualidad tiene actividad constante por la “chapa” de haber sido en su momento parte del recorrido de la carrera más dura del mundo.
El Dakar también creó en nuestro país héroes, ídolos y mártires. Como Eduardo Alan, que tuvo al país en vilo en la primera edición del Dakar por estar pedido en el Nihuil; los hermanos Marcos y Alejandro Patronelli, los primeros en inscribir sus nombres como ganadores de etapas y la general de cuatriciclos; Javier Pizzolito, el que le abrió el camino a otros pilotos en motos; y más acá en el tiempo los hermanos Kevin y Luciano Benavides, aspirantes a la gloria en las dos ruedas; Alicia Reina, la única mujer que se le animó a la prueba; Nico Cavigliasso, que tomó la posta de los Patro en quads; y, por supuesto, Jorgito Martínez Boero, que perdió la vida en la edición 2012 poco después de largar desde Mar del Plata.
¿Cómo el Dakar iba a llegar a Sudamérica?, se preguntaban todos cuando comenzaron los rumores en marzo del 2008 sobre su inminente arriba a esta parte del mundo. Solo unos meses después, aquella multitudinaria largada frente al Obelisco en las últimas horas de ese año y en la víspera del 2009 fue la respuesta para algo que no parecía real. Como tampoco lo parece que la carrera ya no esté más en Sudamérica…