Historia

Maserati 8CTF: Un sueño americano

Con este modelo la legendaria marca italiana conquistó dos veces las 500 Millas de Indianápolis.

El domingo 30 de mayo de 1939 el Maserati 8CTF con Warren Wilbur Shaw detrás del volante ganaba las 500 Millas de Indianápolis a una media de más de 185 km/h. Aún hoy en día Shaw, oriundo de Indiana, está entre los cinco pilotos más exitosos de las Indy 500 gracias a sus tres victorias (1937, 1939 y 1940) y a tres segundos puestos (1933, 1935 y 1938) en un total de 13 participaciones.

Para Maserati no era ésta su primera experiencia en Estados Unidos: ya al inicio de los años 30 Alfieri Maserati había sido invitado por los organizadores para asistir a alguna carrera en el continente americano. Sobre fines de esa década, en 1937 más precisamente, la cesión del paquete accionarial de la empresa al Grupo Orsi les permitió a los hermanos Maserati concentrarse en el desarrollo de nuevos vehículos de competición.

Maserati 8CTF: Un sueño americano

La autoridad deportiva internacional del momento, la Asociación Internacional de Automóviles Clubes Reconocidos (en la actualidad Federación Internacional del Automóvil), había establecido modificar el reglamento técnico para los vehículos de Gran Premio: a partir de 1938 se introducirían normas más restrictivas y la cilindrada dejaría de ser libre, regulándose en función del peso del vehículo hasta un máximo de 3.000 cc para los motores con compresor. Ernesto Maserati, basándose en esta nueva normativa, apostó por el desarrollo y realización de un nuevo vehículo denominado 8CTF.

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El chasis recuperaba la clásica estructura del monoplaza de la época, con dos largueros con secciones de acero y travesaños, un motor de 8 cilindros verticales en línea en dos grupos de 4 cilindros en un monobloque fundido con la culata, de ahí la sigla 8CTF: 8 cilindros, culata fija. La cilindrada era de 2.991,4 cc, la relación de compresión de  6,5:1 y la alimentación era forzada, con dos carburadores y dos compresores volumétricos. La distribución era de dos válvulas por cilindro en V de 90° y dos árboles de levas en cabeza.

El Maserati 8CTF llegaba a Indianápolis tras haber participado en algunas carreras en 1938, donde ya había demostrado su gran potencial: el Conde Carlo Felice Trossi había conducido en cabeza algunas vueltas en el GP de Trípoli y había conseguido la pole position en la Copa Ciano. Mientras que el mítico Luigi Villoresi había logrado la vuelta rápida en la Copa Acerbo.

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Estos resultados habían atraído a diferentes clientes para solicitar la compra del vehículo. Fue así como Maserati cedió a la escudería estadounidense Boyle Racing, con sede en Chicago, un Maserati 8CTF. Michael Joseph “Mike” Boyle, su dueño, era un apasionado del automovilismo y tenía como objetivo ganar las 500 Millas de Indianápolis con un vehículo financiado por él y gestionado por su escudería.

Antes de comprar el Maserati 8CTF, Boyle había participado en diversas ediciones de la carrera con otros vehículos: Summers, Cooper, Smith, inscritos en cada caso como Boyle Products/Henning, Boyle Motor Products, IBEW Boyle Racing, pero siempre con escasa fortuna.

Al principio del 1939 el team manager de los equipos de Boyle, Harry W. “Cotton” Henning, llegó a Bolonia para comprar en Maserati un ejemplar del 8CTF. El vehículo, una vez llegado a Estados Unidos, fue preparado para la carrera con ruedas más grandes y neumáticos Firestone y se lo pintó de color amaranto que caracterizaban al Boyle Racing.

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Inscrito como “Boyle Special”, se le confió la conducción a Warren Wilbur Shaw, quien ganó tras largar desde el tercer lugar, liderar durante 51 vueltas y tener una dura lucha con Louis Meyer (Stevens-Winfield) y Jimmy Snyder (Adams-Sparks). Para Maserati se trataba de una victoria histórica ya que desde 1919 ningún vehículo europeo había vencido en el óvalo de Indiana.

El triunfo de 1939 otorgó gran notoriedad a la marca italiana en el plano internacional y en la posterior edición de las 500 Millas de Indianápolis, además del vehículo de Shaw, se inscribieron otros tres ejemplares de la Casa del Tridente.

Wilbur Shaw se impuso también en la edición de 1940, confirmando así la gran superioridad del 8CTF por su velocidad, fiabilidad en larga distancia y gran comportamiento. Estas victorias sobre la histórica pista estadounidense dieron un enorme prestigio a Maserati incrementado por el hecho de que en la postguerra los 8CTF, con colores típicos americanos, fueron protagonistas no solo en el óvalo de Indiana sino también en todas las pistas ovales de los Estados Unidos.

La extraordinaria carrera del 8CTF, una de las más largas y gloriosas que pueda jactarse un monoplaza de competición, terminó en 1950 después de que Bill Vukovich no se clasificara en las 500 Millas de Indianápolis de ese año.

Maserati 8CTF: Un sueño americano

En 2014 el Historical Vehicle Association de Estados Unidos registró al legendario Maserati 8CTF como el primer automóvil no americano en entrar de forma permanente en los anales de la Biblioteca del Congreso USA. Registrado entre los “Standard for Heritage Documentation” del Ministerio de Interior, la documentación forma parte del National Historic Vehicle Register y del Historic American Engineering Record.

Uno de los tres ejemplares construidos, número de bastidor 3032, con el que Wilbur Shaw triunfó en las 500 Millas del 1939 y del 1940 ha sido restaurado con el diseño de aquellos días de gloria y está actualmente expuesto en el Indianápolis Speedway Museum.

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