La llegada de Toyota al Turismo Carretera a partir del 2022 cambia el paradigma del automovilismo argentino, que parecía tener cierta coherencia hasta la decisión de la Asociación Corredores Turismo Carretera de aceptar el pedido de la marca japonesa para poder correr con un Camry.
Con la vuelta de una terminal al mundillo del TC, algo que no sucedía desde fines de la década de 1970 -más allá de la presencia de Renault apadrinando a una escuadra-, se abre una nueva historia con un final incierto.
Hasta el 12 de octubre de 2021, un día antes de comunicada le sorpresiva decisión, las principales categorías del deporte motor autóctono estaban muy bien diferenciadas. Veamos…
TURISMO CARRETERA: se apoyaba en su historia y la tradición con solo cuatro marcas compitiendo por la gloria: Chevrolet, Ford, Torino y Dodge;
SÚPER TC2000: captaba el interés de las fábricas para reforzar su imagen de marca con modelos vigentes en el mercado, aunque con ciertas modificaciones como la suspensión y el motor igual para todos.
TURISMO NACIONAL: se abraza en el automovilismo puro, en el que un auto es preparado para competir dotándolo de piezas epeciales para la suspensión, frenos y motor, entre otras, pero siempre manteniendo el ADN de cada vehículo.
TOP RACE: se sustentaba en prototipos nacidos para correr equipados con motores de gran potencia.
La utilización del tiempo pasado en el análisis no es caprichoso ya que desde el 13 de octubre de 2021 queda expuesto que puede ocurrir cualquier cosa. ¿Qué le impediría a otra marca perdile a la ACTC que le permita correr en el Turismo Carretera?
Esto es algo que no debería afectar demasiado al Top Race y al TN, pero sí podría repercutir directamente en el Súper TC2000, que sustenta su modelo de negocio en la presencia de las terminales.
¿Qué sucedería si a Chevrolet, por ejemplo, también le pide a la ACTC autorice la participación del Chevrolet Camaro? Al momento de evaluar inversiones a los responsables de General Motors les sería fácil determinar en dónde conseguirían un mayor retorno…
Incluso este nuevo rumbo que decidió tomar la ACTC podría producir el regreso de Ford, que tras su alejamiento del TC a fines del ’70 recaló con su equipo oficial en el TC2000 y mantuvo su presencia allí hasta hace una década (con la especialidad ya renombrada Súper TC2000).
Para el Óvalo las carreras del Turismo Carretera sería una excelente plataforma para promocionar el Mustang, modelo que vende a cuenta gotas en el país, pero que es sinónimo del poderío que quiere transmitir la compañía.
Por ahora toda son suposiciones, pero podrían dejar de serlo si el desembarco de Toyota resulta exitoso y no solo en el apartado de los resultados. Sin dudas, los próximos meses serán trascedentales para la popular categoría, que vuelve a vivir un simbronazo como aquel que se produjo cuando apareció el Chevitú a mediados del ’60 para darles dolor de cabeza a las cupecitas.
Todos los cambios son resistidos y más aquellos a los que, con otra gestión, la ACTC le bajó el pulgar. La apuesta de Hugo Mazzacane, presidente de teceista, es muy fuerte. Bajo su mandato el TC podría entrar en esa transformación que muchos le han pedido a la entidad, pero que jamás se animó a concretar más allá del intento fallido del TC Turbo a mediados de los ’90. Una transformación que odian los puristas, que se olvidan que hoy alientan a estructuras tubulares con carrocerías que asemejan vehículos del pasado…
Con esta medida la ACTC dejó claro que la modernización del TC, de algún modo, es posible. Y en la entidad estará la responsabildiad de que este paso deje conformes a todos, incluso a los fanáticos más acerrimos.
Mazzacane tiene la gran chance de quedar en la historia como el presidente de la ACTC que cambió el rumbo de la categoría más importante de la Argentina y no quedar solo como aquel que sucedió a Oscar Aventin y que saludaba a los pilotos antes de la final. Seguro será algo que intentará aprovechar, pese a los costos que deba pagar.
El tiempo, en definitiva y como siempre, tendrá la última palabra.