Industria

Nuevo modo Sport del Porsche Stability Management: Inestabilidad bajo control

El 911 Turbo S se acerca a toda velocidad hacia una curva a la izquierda. Justo en el último momento entran en acción los frenos cerámicos ralentizando poderosamente el deportivo rojo. El piloto realiza el viraje con brusquedad, incluso con furia.

Los conductores de nueveonce con experiencia en pistas de carreras saben que ha sido un viraje excesivo. Normalmente, en estos casos ya solo la intervención del Porsche Stability Management (PSM) puede evitar que se produzca un fuerte derrape del eje trasero. Pero en el nuevo modo Sport, el PSM no realiza intervenciones drásticas de regulación y, sin embargo, no se produce el trompo esperado. En lugar de ello, este deportivo de 580 caballos de potencia realiza un sobreviraje controlado y benévolo.

El modo PSM Sport forma parte del paquete Sport Chrono y está disponible en el Macan GTS, el Porsche 718 Boxster y el 718 Cayman y la última generación 911. Su desarrollo demandó dos años y medio de arduo trabajo recorriendo innumerables kilómetros sobre calzada seca, con lluvia, nieve y hielo por los más diversos lugares, incluso en el Círculo Polar, hasta que todos los parámetros y curvas características respondieron a las elevadas expectativas del amplio catálogo de maniobras de conducción y los exigentes requisitos funcionales de Porsche.

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“El PSM Sport no es un modo para derrapar”, aclara Philipp Peglau, quien participó en el desarrollo de este modo de conducción. La electrónica no interviene de manera artificial para alcanzar y mantener un determinado ángulo flotante. “Esto le haría perder al conductor la sensación sobre el auto y le transmitiría una imagen falsa de su habilidad para manejarlo”, dice este ingeniero de chasis. “El PSM Sport no le arrebata al conductor el control sobre el vehículo”.

En opinión de Peglau, uno de los mayores desafíos en el área límite es pasar de la estabilidad a la inestabilidad sobre la calzada. A este respecto, los ingenieros de desarrollo hablan de ‘aceleración de guiñada’, refiriéndose con ello a la intensidad del impulso con el que se produce un sobreviraje: si es demasiado brusco, apenas es posible enderezar nuevamente el auto. Es precisamente en este momento cuando interviene el modo Sport del Porsche Stability Management sin necesidad de sensores extra.

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“No nos hemos dedicado a aumentar simplemente los umbrales de regulación, sino que lo que hacemos es amortiguar la aceleración de guiñada inicial”, dice Peglau. “De esta manera podemos hacer que la transición resulte más suave. En cuanto el sistema reconoce que el conductor domina la situación, le concede más libertad ampliando los valores límite y debilitando las intervenciones sobre la frenada por parte del PSM. Así es como el control de estabilidad se convierte en un control de inestabilidad sin alterar el carácter básico del vehículo”.

 

Ya en el pasado, Porsche ofrecía en combinación con el paquete Sport Chrono un nivel intermedio entre PSM activado y desactivado, que formaba parte del modo Sport Plus. “Con el antiguo modo PSM Sport queríamos proporcionar al cliente más libertad para disfrutar de una conducción orientada al rendimiento. Se mantenía íntegramente la seguridad del PSM, ya que la lámpara PSM no se encendía. Pero lo que nosotros teníamos en mente era una solución diferente: queríamos permitir al conductor un mayor grado de libertad y un mayor ángulo flotante sobre cualquier superficie, aunque estuviera mojada o cubierta de nieve”, aclara Peglau.

El objetivo era poder experimentar con seguridad la extraordinaria dinámica de conducción de un Porsche allí donde ello es posible: en pistas de carreras cerradas o terrenos de pruebas de conducción. “Estando activo el modo PSM, el sistema de regulación normalmente no interviene hasta que se ha alcanzado el límite de estabilidad”, dice el ingeniero. “Pero en los trayectos de superficie irregular o en las curvas cerradas, como muchas del circuito norte del mítico trazado de Nürburgring (Alemania), el modo PSM activado puede incluso limitar ligeramente el rendimiento del vehículo. En cambio el PSM Sport permite al conductor dar la vuelta más rápida al circuito, tal como ocurre con el PSM desactivado. Y al mismo tiempo su estrategia de regulación asiste al conductor deportivo, por ejemplo reduciendo la dinámica de conducción mediante ligeras intervenciones en la frenada si la batalla por el récord le hiciera desafiar involuntariamente las leyes de la física”.

En cualquier caso, la seguridad sigue ocupando un lugar prioritario. Si el conductor se halla en apuros y la presión del pedal de freno supera el umbral de activación del sistema antibloqueo, el sistema vuelve a activar el modo PSM con más o menos rapidez, según cuál haya sido la presión previa. Esta función de ancla de emergencia ya se conoce del modo PSM Off. A una velocidad entre 100 y 150 km/h, el PSM Sport se adapta gradualmente al PSM activado. Solo el sistema de control antideslizante se puede ampliar incluso a velocidades superiores a 150 km/h, pero dependiendo del grado de adherencia de la calzada.

“También podríamos decir que el PSM Sport toma al conductor de la mano para llevarle suavemente hacia la desactivación del PSM, que naturalmente sigue estando disponible”, dice Peglau. Este ajuste tiene que seguir siendo lo que era, sobre todo en el caso del 911 Turbo S: la opción más extrema para los más capaces.

 

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